SOS, tengo ataques de pánico

por | Abr 19, 2018 | BLOG, Estrés, Familia, Pareja, Psicología de adultos | 0 Comentarios

Cuando alguien comienza a contarnos que sufre ataques de pánico, lo más lógico es que nos asustemos. Las palabras “ataque” y “pánico” son palabras que reflejan mucha intensidad. No es casualidad.

Pongamos un ejemplo más gráfico. Imaginemos a una persona que está caminando tranquilamente por la calle y de repente sufre un asalto. Alguien intenta robarle la cartera navaja en mano. Su cuerpo sufrirá varias alteraciones y reacciones ante este peligro. Éstas son totalmente lógicas porque hay un peligro objetivo. Pensemos ahora en otra persona que está sentada en un banco en la calle. Todo es normal, sin embargo, la persona de repente empieza a manifestar los mismos cambios en su cuerpo que la persona asaltada. En este caso el peligro es subjetivo, no existe como tal, salvo en la mente de esa persona.

Los síntomas para ambos son los mismos. La clave está en que los dos peligros no son iguales.

¿Qué es un ataque de pánico?

Para empezar, definamos lo que es. Se llama ataque de pánico o crisis de ansiedad a un episodio de malestar muy agudo. Es un periodo en el que se sufre un miedo intenso que aparece de forma abrupta. No se puede prever y su duración es variable, pueden ser minutos o pueden ser horas. Como decíamos más arriba, la persona se comporta como si existiese un peligro que amenaza su vida. Su cuerpo experimenta unas reacciones que le preparan para huir de un peligro que solo existe en su cabeza. Y en ocasiones, ni siquiera se sabe cuál es.

¿Por qué sucede?

Cuando sufrimos este tipo de alteraciones nuestro cuerpo nos está diciendo que necesita parar. Cada uno deberá analizar en qué es en lo que está forzando a la máquina. Pero lo que está claro es que un ataque de pánico implica que la persona está soportando un estrés agudo.

Este pico de estrés hace que nuestro cuerpo se sienta con la necesidad de estar en alerta constante. Ese estado de alerta se mantiene latente, aunque nosotros no lo notemos. En ese estado, cuando un día estamos intentando relajarnos, de repente sucede. Sin previo aviso, se desencadenan todos los síntomas de la crisis. Pero no hay una razón lógica para que suceda. No hay un peligro, no hay un asalto. Y sin embargo mi cuerpo se comporta como si lo hubiera. Es entonces cuando al no poder explicar lo que está pasando, pensamos que estamos sufriendo un ataque cardiaco, un colapso y pensemos que nos vamos a morir.

Una vez que ha pasado, el miedo a que vuelva a pasar flotará en el pensamiento. Si no ponemos solución y respuesta a nuestro estrés, es probable que vuelva a pasar.

Los síntomas de un ataque de pánico son…

La persona que ha sufrido un ataque de pánico suele definirlo como “Pensaba que me iba a morir”. Puede parecer una exageración, pero el malestar es tan grave que muchos se sienten así. Los síntomas que la persona experimenta son: taquicardia, sudoración, sensación de ahogo, opresión en el pecho, temblores, mareos y/o escalofríos.

¿Qué puedo hacer?

En primer lugar, descartar que se trate de un problema orgánico. Acude a tu médico y explícale lo que te pasa. Él te mandará las pruebas pertinentes.

En segundo lugar, reflexionar para encontrar la causa de mi estrés. En este punto, quizá necesitemos la ayuda de un psicólogo que nos guíe.

Por último, tendremos que encontrar y preparar una respuesta alternativa cuando nos sobrevenga ese ataque. Podremos entrenar con nuestro psicólogo distintas técnicas. Existen muchas formas de afrontar las crisis de pánico. Solo tenemos que encontrar con la que nos sintamos más cómodo.

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