“Lo voy a pasar fatal como se dirija a mí”, “voy a hacer el ridículo delante de todos” o “¿qué van a pensar de mí?”. Estos son algunos de los mensajes que nos envía la vergüenza, en un intento de evitar exponernos y de salir de nuestra zona de confort. Todos hemos experimentado vergüenza en alguna, o en muchas ocasiones, pero ¿sabemos realmente hasta qué punto y cómo nos influye?

 

La emoción de la vergüenza

 

La vergüenza es una emoción algo más compleja, que surge en el contexto social. Su finalidad, influida por el miedo y la inseguridad, es ocultarnos o huir de aquello que valoramos como negativo porque puede afectar a nuestra imagen. El mensaje que nos envía suele ser alarmista, avisándonos de que nuestra actuación no tendrá éxito, o que seremos motivo de miradas y burlas.

Hasta aquí podemos pensar que en cierto modo incluso nos protege, ¿no? Hay veces que nos ayuda a adaptarnos a un determinado grupo, haciéndonos saber lo que es aceptable o no en el mismo. Sin embargo, si pensamos un momento, ¿qué cosas estamos dejando fuera por esta emoción? ¿Hay algo que me gustaría lograr o hacer y no me lanzo por vergüenza? Seguramente si somos personas que solemos sentirla, la respuesta sea “sí”.

Esta emoción nos suele transmitir una idea negativa de nosotros mismos, alimentada por los propios mensajes que nos decimos. Es por ello, que puede hacernos sentir culpa, frustración, angustia y enfado, entre otras. Y si esto ocurre con mucha frecuencia, podemos vernos inmersos en un sentimiento de inferioridad y creer que no somos válidos.

 

¿Cómo puedo ayudarme si siento mucha vergüenza?

 

Como vemos, sentir vergüenza va más allá de ser tímido y pasarlo mal en momentos concretos. Lo que genera es que vivamos pendientes de las opiniones o las expectativas que creemos que los demás tienen sobre nosotros. Y al final esto… ¡es agotador!

Un primer paso que podemos dar para abordar la vergüenza es saber cuándo ocurre y aceptar que está ahí. ¿Con qué frecuencia la siento? ¿Ante qué situaciones? ¿Qué intensidad tiene? ¿Qué consecuencias tiene en mí? Puede que detectemos una situación concreta de nuestra vida que hizo que esta emoción se hiciera más fuerte, o cobrara más importancia. Trabajar con esta herida nos ayudará a conocernos a nosotros mismos y aceptarnos tal y como somos. Y tranquilo, este proceso lleva tiempo, pero se puede lograr.

Otro paso inevitable que podemos dar consiste en exponernos a las situaciones que nos generan vergüenza. Podemos ayudarnos de un listado de situaciones que nos generan vergüenza de menor a mayor intensidad y exponernos en ese orden. A continuación, puede ser útil analizar las situaciones, ver nuestro comportamiento y valorar qué hemos hecho bien y cómo podemos mejorar.

Sabemos que, aun así, gestionar la vergüenza puede ser todo un reto. Por lo tanto, si crees que esta emoción está interfiriendo en tu día a día, recuerda que puedes pedir cita para una entrevista gratuita en info@lapuertaazul.net o en el 634 505 585

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